10 años de la primera victoria ante el Canalla


Tras haber conseguido mantenerse en la B Nacional en su primera temporada, al equipo de la ribera correntina le surgieron rápidamente nuevos desafíos. Uno de ellos, fue enfrentar a un club histórico del interior que había descendido a la segunda categoría. La previa se vivió con muchas expectativas y en las tribunas eso se notó. Después, los dos artilleros chaqueños del Aurirrojo hicieron que el país hable de Boca Unidos.

El 23 de octubre de 2010, hace exactamente 10 años, por la fecha 12 de la Primera B Nacional -edición 2010/11- Boca Unidos recibía a Rosario Central. Visto a la distancia, se rememora este duelo con la dulzura que generan los gratos recuerdos, pero el contexto de la escuadra sangre y oro no era el mejor de cara a tamaño compromiso. 

Aquella campaña, el Aurirrojo por entonces conducido por Juan Amador Sánchez (sucesor de Frank Kudelka en la dirección técnica) comenzó de manera fantástica con un empate y tres triunfos consecutivos que lo catapultaron a la cima. Pero, como suele ocurrir por estas latitudes, la primavera "se enfrió", y una racha de siete encuentros sin victorias obligó a sacar la calculadora nuevamente para lidiar con el temible promedio del descenso.

Tras brillar en el Aurirrojo, el Tony se había llevado sus gambetas a Rosario.



En esas circunstancias, llegó a la "Ciudad de las Siete Puntas" un Central con un par de experimentados de trayectoria internacional que volvieron para ofrecer sus servicios, Cristian Kily González y Luciano Figueroa, algunas incorporaciones con cierto recorrido en la divisional (entre ellos, Antonio Medina, que hasta unos partidos antes había vestido la roja y amarilla) y un grupo de voluntariosos juveniles, que tuvieron que bancar la parada en un momento sumamente crítico para una institución alejada de su órbita habitual. Reinaldo Mostaza Merlo, era el encargado de pilotear aquel barco a la deriva.

Algunos augurios auspiciosos se manifestaron en forma temprana en el silencio de la vigilia correntina. La visita arribó con su uniforme tradicional y obligó al anfitrión a mudar de ropa, pero no habían camisetas suplentes preparadas para tal fin. Hubo que acudir a sudaderas negras de entrenamiento. ¡Algo especial tenían! 

¿Y esas camisetas? Boca Unidos tuvo que improvisar casaca en un partido histórico.



Las tribunas del estadio "José Antonio Romero Feris" mostraron un marco similar al de la final ante Patronato. Los medios nacionales se dieron cita y la institución ribereña no desaprovechó la oportunidad para lucirse ante las cámaras del país. Ceremonia protocolar de por medio, números artísticos y desfile de equipos amateurs aurirrojos acompañaron los cánticos enfervorizados que llegaban desde todos los costados. 

Del lado de Boca Unidos se alistaron: Nereo Fernández en el arco; César González, Alejandro Donatti, Alejandro Meloño y Leonardo Baroni en la última línea; Gabriel Correa, Álan Sánchez, Franco Amaya y Oscar Gómez en mitad de cancha; Luis Tonelotto y Aldo Visconti en el frente ofensivo. Entre los relevos, había nombres ilustres: Cristian Mazzón, Rolando Ricardone, Miguel Benítez, Victor Galarza y Cristian Núñez

Por su parte, la visita tuvo a: Jorge Broun, bajo los tres palos; Nahuel Valentini, Franco Peppino, Diego Braghieri y José Schaffer en defensa; Omar Zarif, Cristian González, Mario Paglialunga y Diego Chitzoff en el mediocampo, Antonio Medina y Luciano Figueroa como atacantes.

Un marco imponente. La parcialidad local inundó de rojo y amarillo los cuatro costados de la cancha.



En el verde césped, hubo que esperar un buen rato para que aparezca el fútbol. El anfitrión no se achicó, salió a copar el medio y buscó generar peligro por los costados. Así llegó la primera de riesgo a través de un centro de Gabi Correa, que Valentini despejó antes de que llegara a conectar Sánchez de cabeza. Después, el juego devino en lucha y el primer tiempo se apagó sin mayores emociones.

Lo mejor estaba por venir: desde los primeros minutos de la segunda parte, el Aurirrojo recobró los ánimos. A los 9', de nuevo Correa llegó al fondo y mandó un centro que Tonelotto guapeó y ganó para ponerle un pase de cabeza a Visconti. El Flaco atropelló y encontró un hueco entre los brazos de Fatura Broun y el arco para mandarla al fondo de la red y desatar el primer grito de la noche. 

¡Claro que sí, Aldo! El goleador chaqueño fue el encargado de romper la paridad.



El Canaya sintió el golpe y quiso reaccionar, pero careció de criterio y recursos. Boca Unidos mandó a la cancha al Negro para concluir la faena y el héroe mitológico, acostumbrado a dar presente en los partidos importantes, saltó a cumplir con su gente. A los 28' un despeje desde el fondo le llegó de espaldas al área y rápido de reflejos la jugó de cabeza para Visconti que se la devolvió por la misma vía, ante una defensa totalmente dormida. De frente al arquero rival, Núñez arqueó el cuerpo y esperó que el uno se incline para definir por encima de su humanidad. ¡GOLAZO!

El 2 a 0 generó un estallido de locura que se estiró mucho más allá del final del partido. La fiesta de las tribunas se trasladó al campo de juego para unir a futbolistas, cuerpo técnico, dirigentes, colaboradores e hinchas en un abrazo eterno, ante una gesta inolvidable. 

Siempre atento al llamado de la Historia. Aquella noche, Cristian Núñez
escribió otro capítulo más de su inacabable saga.



Boca Unidos celebró un triunfo histórico por el rival, por el contexto y porque la esencia y el espíritu de Boca Unidos es agrandarse en este tipo de partidos. Diez años han pasado ya de aquel 23 de octubre, que parece ayer cuando los hinchas lo rescatan del pasado. Lo bien que hacen, en estos tiempos de escasez de ese combustible para nuestra alma. 

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