Después de nueve meses, Boca Unidos superó a todos sus fantasmas para volver a vencer fuera de casa. Un sinfín de cosas han pasado para que el equipo correntino vuelva a sonreír en condición de visitante. Y de qué manera. Ganando 3 a 2 con el corazón en la mano, gracias a un doblete de Martín Fabro y un magistral golazo de Mariano Miño.
Casi como que lo hubiera estudiado perfectamente al partido, desde el principio Boca Unidos supo cómo jugarle al conjunto misionero, que se sentía incómodo en todas sus líneas, sobre todo en la defensiva. Otra vez un Mariano Miño desequilibrante fue el motor ofensivo del Aurirrojo.
A los 4’ ya tuvo la primera chance la visita, cuando Miño no pudo cerrar una gran jugada colectiva que creó Martín Fabro y tuvo de nexo a Cristian Núñez. Solo tenía que empujarla, pero no llegó con lo justo. La segunda y una de las más claras la tuvo Ariel Morales, tras un córner de Fabro, el defensor la punteó solo en el área y terminó estrellando el travesaño.
Si bien no fue claro dominador, el equipo de Bassedas se plantó mejor y ya hacía méritos para estar en ventaja. Sobre el cierre, en una jugada aislada, un defensor local tocó en el área a Gonzalo Ríos y Giménez cobró la pena máxima, que Fabro convirtió en gol para ir al descanso arriba.
Con el mismo ritmo, el conjunto ribereño salió a arrasar en el complemento. A los 4’, el Negro Núñez se volcó al sector derecho, cambió roles con Miño, que esperó el centro en la puerta del área grande y le dio de primera para clavarla al ángulo de Arce. De los mejores goles de la fecha.
No hubo tregua. Dos minutos después, García enganchó a Fabro en el área y nuevamente Giménez señaló el punto penal. El mismo mediocampista, que ya había convertido uno, se hizo cargo y con una suave definición esquinada, adelantó por 3 goles a la visita, algo que parecía irreversible.
Pero los fantasmas y la mochila de los malos resultados no tardaron en aparecer. En una jugada confusa, Pablo Ostrowski madrugó a todos y puso el primer descuento de cabeza a los 10’, dándole vida nuevamente al partido.
La inconciencia de los correntinos hizo que lentamente empiece a tirarse atrás y aguantar el resultado. Los cambios no le dieron mucho rédito para cambiar el aire. A los 25’ una serie de rebotes terminó en los pies del ingresado Braian Perussato, que le dio suspenso al final y un camión de dudas a Boca Unidos.
Pasaban los minutos y la figura de Ojeda acrecentaba con las arremetidas de Crucero. Para colmo, el Aurirrojo no estaba fino en los contraataques y le seguía dando vida a su rival. En la única que falló el arquero, pudo estar el empate. Leonardo Baroni se puso la capa de héroe y salvó en la línea cuando Ojeda ya estaba derrotado. Épica salvada, casi tan valiosa como un gol.
Más allá de la insistencia, el equipo de la Ribera, con el corazón en la mano, aguantó el resultado y rescató tres puntos imprescindibles para engrosar el promedio y cortar la increíble mala racha de 17 partidos sin ganar en la ruta. El próximo domingo, otro duelo clave ante Estudiantes en Corrientes.
Foto: Diario Territorio Misiones.
Foto: Diario Territorio Misiones.