NI EN CASTELLANO NI EN GUARANÍ


El Aurirrojo y la Franja no pudieron quebrar el cero en un partido en el que ambos contaron con ocasiones para desnivelar, pero no tuvieron justeza para vulnerar al rival. Tras un primer tiempo de poco vuelo, en el complemento el local volvió a mostrarse mejor, pero en el "diálogo futbolístico" los interlocutores se expresaron en diferentes dialectos y faltó entendimiento en la zona decisiva.  


Boca Unidos y Guaraní jugaron con la mirada puesta en el arco rival y supieron llevar "quebrantos" a las defensas de uno y otro lado. Sin embargo, en varias "movidas" de buena gestación faltó conexión en el último pase y eso les impidió resolver el partido a favor.

Contra lo que pronosticábamos, los misioneros no salieron a defenderse. En los primeros minutos, Guaraní encontró fútbol en un triángulo conformado por Maximiliano Zbrun, Osvaldo Young y Cristian Barinaga, que se asociaron para generar algo de peligro, aunque sin requerir mayores esfuerzos por parte de Sessa.

Recién a los 14', el anfitrión se decidió a profundizar, y lo hizo por izquierda, en un encuentro entre Baroni y Cháves cuyo remate cruzado alcanzó Medina a desviar cuando Martinena, Vizcarra y Dening "se relamían". Acto, seguido, una jugada que se inició por derecha derivó en el "Chino" que remató de zurda pero el "1" visitante contuvo sin problemas.

La réplica vino a los 23', cuando Leguizamón picó en posición prohibida a buscar un pase filtrado en la defensa local. Luego de un intervalo para que los jugadores se refresquen, el match decayó en el "segundo cuarto" y aunque siempre mostraron buenas intenciones, ni el dueño de casa ni la visita encontraron la manera de crear riesgo. 

En el complemento, la primera fue a los 8' para el equipo de la Ribera que progresó bien por izquierda, con el encuentro de sus delanteros. Vizcarra la aguantó de espaldas y Martinena le pegó con cara interna del pie derecho; el disparo salió al lado del palo.

Bianco empezó a mover el banco, pero Boca Unidos crecía, aunque le faltaba precisión para terminar las jugadas. Recién a los 19' despertó Guaraní de su letargo, en una jugada que Sessa salió lejos a buscar a Leguizamón, y el experimentado delantero la pinchó por arriba. La parábola tenía destino de gol pero Ricardone puso la cabeza para evitar la caída de su arco. 

Tras otro descanso, Trullet mandó a la cancha a Barrado por Cháves y el volante oriundo de Bragado respondió de inmediato. Se juntó con el "Chino" Benítez, mientras Ricardone -de buen primer tiempo- empezó a profundizar por su carril. No obstante, a los 28' -en una jugada que no parecía revestir mayor peligro- Brian López vio el espacio y sacó un violento derechazo, Sessa alcanzó a tocar y el esférico se estrelló contra el travesaño. Las redes se estremecieron pero la pelota no ingresó y la parcialidad local recuperó el aire. 

Trullet consideró que era el momento de Lucas Oviedo, y el ingreso del tucumano reforzó la labor de Ricardone por derecha. Una avalancha aurirroja se precipitó sobre el área guaranítica, mientras la visita esperaba poder hilvanar una contra letal. 

A los 36', el DT local pensó en aumentar la presencia en el área con el ingreso de Ignacio Valsangiácomo por Emanuel Dening. Los correntinos continuaron arremetiendo; sobre los 40', Oviedo supo filtrarse por derecha y asistió a Vizcarra que no alcanzó a acomodarse y le pegó mordido. 

El goleador rosarino tuvo otra que no pudo controlar tras un gran pase de Barrado. Y la última, con algo de "dejavú", fue una pelota que cayó sobre el área correntina que todos vieron pasar pero nadie desvió. Tras el final, caras largas dieron a entender que los locales lamentaban no poder repetir el halago en casa, y los visitantes -que siguen sin ganar- tampoco pueden salir del fondo. 

Boca Unidos supo gestar, pero el diálogo se truncaba en la zona caliente. "Habla un guaraní cerrado" se dice por estos pagos, en referencia a aquellas personas cuya entonación y dialecto se hace difícil de entender. Algo de eso faltó, la terminación de las jugadas fueron como esas palabras difusas que a nuestros oídos les cuesta decodificar. A las buenas intenciones les faltó certeza en la definición,  pero este equipo ya supo mostrarlo y tiene argumentos para volver a hacerlo. La oportunidad puede ser el próximo viernes en Mendoza. 

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