En una tarde de calor sofocante, Boca Unidos no pudo desplegar su mejor hockey y cayó sin atenuantes ante un sólido y contundente Jaguareté. El despliegue físico de las aurirrojas no se tradujo en la performance deseada, ante un tricolor que administró con inteligencia la bocha y golpeó en los momentos justos.
Por Adolfo Pereira
El 0-4 final no marca una real diferencia entre ambos equipos pero sí demostró que para Boca Unidos hay mucho por mejorar de cara a la revancha. El conjunto ribereño no pudo mostrar su mejor versión ante un rival que seguramente pudo plasmar el cancha lo que había diagramado.
Las ribereñas no negociaron la tenencia de la bocha, tratando de multiplicar piezas en distintos sectores de la cancha, pero ese notorio despliegue físico repercutió en la capacidad ofensiva del equipo, que por momentos recuperaba y tenía mucho campo por recorrer, que tampoco tuvo claridad para armar circuitos de pases y, con el correr de los minutos, empezó a sentir el desgaste, acuciado por un sol inclemente.
Todo lo contrario mostró Jaguareté, que administró mejor las energías haciendo circular la bocha con criterio y teniendo la paciencia necesaria para buscar por dónde herir al Aurirrojo. Las tricolores se pusieron en ventaja, y sólo tuvieron diez minutos de sosobras (el mejor momento de Boca Unidos) donde se vieron asediadas por sus rivales. Pero supieron aguantar la envestida y estiraron la ventaja antes del final de la primera mitad.
En el complemento, Boca Unidos no fue más que un cúmulo de voluntades y arrestos individuales. Jaguareté, ventaja en mano, empezó a encontrar huecos producto de la desesperación aurirroja, y así llegaron dos goles más para condensar una diferencia que no hubieran imaginado ninguno de los dos en la previa.
Habrá revancha el próximo fin de semana, y habrán muchas cosas que cambiar para éste Boca Unidos que debe incrementar su volumen de juego y capacidad de definición para soñar con la final del torneo.