UN AÑO A PLENA DESGRACIA FUTBOLÍSTICA


Para los amantes de los juegos de azar, el 17 significa la desgracia; para Boca Unidos significó lo mismo en estos 365 días. Con aspiraciones totalmente distintas en un principio y al final y con muchos objetivos sin cumplir se fue, sin dudas, el peor año del Aurirrojo en la máxima categoría del ascenso argentino.


Como el calendario así lo dispone, durante la primera mitad de la temporada se jugó el torneo 2016/2017 y ya para la segunda, Boca Unidos disputó la rueda inicial del campeonato 2017/2018, siempre en la Primera B Nacional.  

Federico Domínguez fue el primer entrenador de una larga lista. Tuvo tres partidos claves (dos de local) en el arranque, para clasificar a la Copa Argentina y llegar a puestos de ascenso. La igualdad en Adrogué ante Brown fue positiva, pero luego vinieron las derrotas ante Santamarina y Guillermo Brown, que lo dejaron relegado en la lucha y sin Copa Argentina, nuevamente. 

La racha no cambió y, con cinco partidos perdidos de forma consecutiva, Domínguez debió dar un paso al costado. Inmediatamente, Roberto Marioni se hizo cargo del plantel para afrontar el duelo ante Central Córdoba, en Santiago del Estero, que finalizó con igualdad en uno. 

Tras la fecha libre, asumió en el cargo Christian Bassedas. Dirigió 16 partidos en esa temporada y los resultados no cambiaron: pasaron cinco meses sin victorias, hasta que logró vencer a Los Andes, pero ese alivio no torció su rumbo. El problema del descenso se acercaba y con victorias ante Villa Dálmine, Crucero del Norte y Atlético Paraná, en las últimas fechas, logró mantener la categoría. 

Finalizó la temporada 2016/2017. Los ribereños se plantearon pelear en los primeros puestos pero nada de eso ocurrió. Es más, luego de la salida de Paolo Montero (Torneo de Transición 2016) nunca pudo volver a los puestos altos de la tabla. 

Mucha agua corrió por el río. Variedad de jugadores se fueron, pero también llegaron en gran cantidad, siempre con Bassedas como la cabeza del grupo. Las incorporaciones de Hilario Navarro, Mario Bolatti y Pablo Vegetti, más la presencia de Osmar Ferreyra y varios hombres asentados en la categoría, hicieron suponer que los correntinos serían serios protagonistas, o al menos era la intención. 

La idea dirigencial pasaba por sumar puntos para escapar al fantasma del descenso, pero también estaba latente la posibilidad de ingresar entre los primeros nueve equipos para disputar el octogonal y pelear uno de los dos ascensos que otorga la categoría a la Primera División del fútbol argentino.

Hoy, con el diario del lunes, nada de eso ocurrió. Con solo dos fechas disputadas, derrotas ante Villa Dálmine y Gimnasia de Jujuy, Christian Bassedas fue despedido y, por primera vez en su paso por la segunda categoría, Boca Unidos cayó en la zona de descenso. 

Lejos de la tranquilidad, el Aurirrojo vivió días tensos. Sergio Umpierrez, técnico del combinado local, se hizo cargo del plantel; si le iba bien, lo confirmaban en el puesto, caso contrario llegaría un nuevo entrenador. Duró solo cuatro partidos, de los cuales igualó tres y fue derrotado en el restante. Las igualdades en uno ante Los Andes, Deportivo Riestra y Santamarina, junto a la derrota en San Luis ante Estudiantes, por 2 a 0, dejaron nuevamente al plantel profesional sin conductor. 

Fue tiempo de Víctor Genes al mando del equipo. Dirigió los últimos seis partidos y, a pesar de su extenso e importante currículum, no tuvo un buen paso. Debutó con un empate como visitante ante Nueva Chicago y luego cayó en casa ante San Martín de Tucumán. Una semana más tarde, perdió un partido increíble ante Almagro en José Ingenieros y las cosas seguían empeorando. 

La tan esperada y ansiada victoria llegó en la décima fecha. Con goles de Bolatti y Diego Sosa, Boca Unidos venció a Instituto y, con la primera victoria, las esperanzas de revertir la situación afloraron. No obstante, Juventud Unida le dio otro cachetazo fuera de casa y Agropecuario lo noqueó una semana después, llevándose un contundente 4 a 1 de Corrientes. 

Terminó el año futbolístico, el peor del equipo norteño, pero no fue todo. Un día más tarde, Genes dejó su cargo como DT y los problemas parecían no tener fin. No pasó mucho tiempo para que la dirigencia confirme a Carlos Mayor como reemplazante del entrenador guaraní. 

Cuando los resultados no se dan, todo está mal. Los de la Ribera jugaron más de 30 partidos en el año y ganaron solo cinco, mismo dígito de entrenadores que tuvieron en casi 365 días. El juego nunca se hizo presente, sumado al problema actitudinal y psicológico que pasó a jugar un papel más que determinante.

La esperanza de revertir la situación sigue vigente, pero cada vez es más costoso. El mejor jugador del año y también el máximo goleador fue Osmar Ferreyra (con ocho tantos), un volante creativo, algo que denota a las claras este presente. Mariano Miño, en la primera parte, también fue de las piezas claves. 

Para este 2018, el conjunto de la ribera correntina deberá mejorar en muchos aspectos: la elección de jugadores, teniendo en cuenta que solo podrá incorporar dos; volver a tener una identidad de juego y, por sobre todas las cosas, trabajar en lo físico y en lo mental, ya que ha quedado a la vista la falta de rebeldía cuando el equipo se encontró ante una situación adversa. 

LOS NÚMEROS REDONDOS
  • Total: 37 partidos jugados. 5 partidos ganados, 13 partidos empatados, 19 partidos perdidos = 28 Puntos.
  • Como local: 19 partidos jugados. 3 partidos ganados, 5 partidos empatados, 11 partidos perdidos = 14 Puntos.
  • Como visitante: 18 partidos jugados. 2 partidos ganados, 8 partidos empatados, 8 partidos perdidos = 14 Puntos.
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