Luque, el Campeón del Mundo y vecino del Barrio

El fútbol argentino y Boca Unidos despiden a uno de los notables valuartes que tuvo el plantel albiceleste que se coronó campeón mundial en 1978 y que cinco años más tarde generó una revolución en la Provincia de Corrientes, cuando se puso la casaca roja y amarilla. Aunque su estadía fue breve, integró un equipo que tuvo un notable desempeño en el Torneo Regional 1983/84 y se convirtió en un cambacuacero más, que los vecinos recuerdan con mucha gratitud. 


Muchas veces salía a pasear a pie, en short y ojotas o chinelas. Repartía sonrisas y saludaba amablemente, como si hubiera vivido toda su vida allí. Haber sido un futbolista destacado y campeón del mundo no lo nubló. Seguía siendo el mismo muchacho de orígenes humildes en Santa Fe. Por eso, el barrio Camba Cuá lo adoptó rápidamente y se ganó el cariño de la vecindad, que lo evoca como un correntino más.

Se instaló en la zona del Ferré, en el departamento 4 del monoblock 28, precisó María Elena Flores Montiel, quién nos escribió en Twitter para mostrarnos un autógrafo que guarda de aquellos años. Junto a Sergio Soldano, solía pasar largos ratos conversando en la quiniela de otra leyenda aurirroja: el "Negro" Muyal

Fue justamente Soldano, comprovinciano suyo, quien le propuso al DT Francisco Sá, traer a Luque a Corrientes. El Aurirrojo se había consagrado campeón oficial de la Liga Correntina de Fútbol tras vencer a Mandiyú y se metió en el Torneo Regional 1983/84 que otorgaba un pasaporte para jugar los viejos Torneos Nacionales al ganador del Nordeste.

“Chamigo, vení. Vamos a hacer un buen equipo, necesito un delantero” le dijo "Pancho", con quien Leopoldo tenía una buena relación, según contó en una entrevista para Diario Época. “Si conseguís el pase voy a jugar” respondió el ex Unión y River, que por entonces se encontraba haciendo el curso de entrenador con pocas perspectivas de volver a ponerse los botines, ya que su pase pertenecía al club Tampico de México. 
 
En 1982, tras seis meses en el hemisferio norte, su deseo de regresar al país lo llevó a aceptar una propuesta de Racing, pero la dirigencia de la Academia no cumplió con sus compromisos contractuales. Cercado por la situación, Luque propuso al club mexicano que lo cedieran a préstamo para que pudieran recuperar parte del dinero invertido. Así, fue primero fue cedido al Santos de Brasil en 1983 y luego quedó sin equipo. En ese contexto, apareció la posibilidad de recalar en Boca Unidos
 
“No sé cómo hicieron. Hablaron y habrán entregado un poco de dinero. La cuestión es que me llamaron los mexicanos y me consultaron ¿vos tenés ganas de ir a jugar a ese club? Sí, les respondí. Además, les dije que volvía a jugar y que si andaba bien podían nuevamente venderme para rescatar algo más de la plata que gastaron para contratarme. No quería quedar en deuda con ellos. Siempre se portaron muy bien conmigo”, admitió en la nota. 

Corrientes se sacudió con su arribo y el nombre de Boca Unidos sonó por primera vez en medios nacionales, que se hicieron eco de la contratación estelar. El golpe de efecto fue extraordinario, las canchas estallaban con la presencia del delantero mundialista y rápidamente se convirtió en uno de los líderes futbolísticos de un equipo que arrasó en la fase de grupos. 
En la serie final con Unión de General Pinedo (ganador de la zona Chaco-Formosa), la ida culminó 0 a 0 en el interior chaqueño y, en la vuelta, disputada en una desbordada cancha de Lipton, el conjunto ribereño cayó 4 a 3. El sueño del Nacional se escurrió de las manos y Luque armó las valijas para sumarse a Chacarita. Tiempo después, recaló en el Deportivo Maipú de Mendoza donde se retiró de la práctica activa en 1986. 
 
Al igual que ocurrió con sus compañeros de aquella recordada escuadra sangre y oro, la espina de esa final generaba dolor en su corazón, a pesar del paso del tiempo. Por eso, en 2011 se ofreció para ser entrenador del plantel profesional e incluso presentó un proyecto de inferiores, hace algunos años, pero la posibilidad no se concretó. 
 
Lamentablemente, contrajo covid-19 a fines de 2020 y, como secuela del virus, una neumonía bilateral deterioró severamente su salud. Aunque el cuadro era complejo, Luque luchó con el mismo espíritu que lo hacía sobre el verde césped, pero pasado el mediodía de este 15 de febrero, trascendió la noticia de su partida.
 
Sus ex compañeros mundialistas, los clubes en los que jugó y la AFA expresaron sus condolencias ante una pérdida que duele en lo más profundo del fútbol nacional. Es imposible no imaginarlo atándose los botines para el primer partido allá, en la eternidad. Entre las camisetas que coleccionó durante su carrera, seguro tiene a mano y en algún momento elegirá la roja y amarilla a bastones. Al mirar al costado, en ese vestuario celestial, seguro estará por ahí Ariel Coullery, entre otros aurirrojos y cambacuaceros con los que se fundirá en un abrazo tan fuerte como el vínculo que lo une con Boca Unidos. Salí a esa cancha y mostrales, Leopoldo, de qué están hechos los campeones del mundo. 
 

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