Rayo fulminante

El Boca Unidos de Cristian Mazzón despidió su temporada liguista 2021 con una alegría muy especial: volvió a ganarle a Mandiyú. Dos goles del "rayo" Tomás González, en el arranque de cada etapa, y Federico Quijano erigido en una muralla para el rival, fueron los artífices de una victoria con ribetes históricos.

Se terminó el año futbolístico para uno de los dos representativos que puso el Aurirrojo en la Primera División de la Liga Correntina de Fútbol. Boca Unidos B venció 2 a 1 al Deportivo Mandiyú en el super clásico de la Ciudad de Corrientes, repitiendo el halago conseguido en la ida. El duelo se jugó en la calurosa tarde de sábado, en cumplimiento de la novena fecha del Torneo Oficial 2021, con el estadio "Pepe Almirón" del Club Libertad como escenario.  

La apertura del marcador llegó más rápido de lo que todo hacía suponer. Exequiel Méndez ganó un duelo aéreo, "Juanchi" González se hizo de la pelota y abrió hacia su compañero Tomás. Haciendo honor a su apodo, el "rayo" la tomó por izquierda, desairó a un marcador, aceleró y, ante el cruce de Marcelo Báez, remató. La pelota se desvió en el defensor, que intentaba obstaculizar el disparo del puntero ribereño, y dibujó una parábola que cayó a espaldas del guardavallas algodonero. Con este auténtico golazo, a los 2 minutos de juego, se abrió el marcador. 

El Albo no se quedó de brazos cruzados y con mucha enjundia se adelantó en procura del empate. La pelota parada fue el recurso que le permitió materializar una serie de situaciones, aunque primero Federico Quijano y después Santiago Chamorro dijeron presente en el partido para frustrar los intentos del anfitrión. Por el camino, también hubo una definición al arco sin oposición del delantero Nicolás Segovia, pero su "pase a la red" se produjo en posición adelantada. 

Desde los 20 minutos, el partido perdió la dinámica inicial, la fricción ganó terreno y los cortes se hicieron frecuentes. En medio de este panoramada, un tiro libre de Juanchi González apenas por arriba del horizontal, y una gran combinación entre Darío Ramírez, Segovia y Carlos Rolón, que Ignacio Monzón cortó cuando el delantero se aprestaba a patear, fueron las únicas ocasiones de riesgo.

La etapa complementaria comenzó igual de vibrante que la primera. A los 30 segundos, otra buen encuentro entre Ariel Blanco, Segovia y Rolón terminó con un derechazo de este último que Quijano sacó arrojándose hacia su derecha. Sin embargo, en la primera que tuvo el Aurirrojo volvió a facturar. De nuevo se encontraron los González: Juanchi la cedió para Tomás, quien desestabilizó a Santiago Herrera con un enganche hacia su perfil, se metió al área por izquierda y remató cruzado poniéndola lejos de Corradini y cerca de los corazones ribereños para establecer el 2 a 0.

Pero si algún condimento le faltaba a este triunfo parcial ribereño era otra acción simbólicamente similar a un gol. De un tiro libre para Mandiyú, que Báez bajó en dirección a la medialuna del área, la pelota rebotó involuntariamente en el brazo de "Nacho" Monzón y el juez del encuentro sancionó penal. Allí, dispuesto a atender el llamado de la gloria, se plantó bajo los tres palos Federico Quijano, leyó la intención de Segovia, se arrojó hacia la izquierda y alcanzó a desviar la dirección del esférico, que dio en el palo y volvió mansamente hacia el arquero ribereño. 

CLAVE. El momento en el que Fede se abraza con la pelota en una atajada que valió como un gol.











No obstante, a pesar de que anímicamente el viento soplaba en favor de Boca Unidos, el conjunto de Domingo Centurión no se dio por perdido, y continuó intentando generar situaciones. Pero se topó con un guardavallas que estaba en una tarde de leyenda. Sólo a los 17, una distracción en el fondo aurirrojo le permitió a Ariel Blanco conseguir el descuento que avivó la ilusión del Algodonero

Desde esa acción, el trámite puso a Mandiyú a trabajar en búsqueda de la igualdad, con más coraje que fútbol, y a Boca Unidos a intentar el contragolpe letal que sentenciara la historia. Ninguno de las dos eventualidades ocurrió, porque Quijano selló su arco, por un lado, y le costó a la escuadra sangre y oro conectar en los metros finales, por otro. 

Los cambios propuestos por los entrenadores contribuyeron a alimentar las pretensiones de cada uno, pero las complicaciones de la cancha, el desgaste generado por las altas temperaturas y la tensión propia de un duelo de este tenor fueron llevando el desarrollo a un curso similar al del primer tiempo. 

En el epílogo, el Albo intentó una última carga, pero el fondo ribereño ofreció garantías para firmar el triunfo que desató el festejo alocado de jugadores, cuerpo técnico e hinchas, que al grito "de la mano de la Mazzoneta" celebraron unidos un partido para recordar por mucho tiempo. 

Boca Unidos B, que no podrá competir por el título, pudo al menos darse el gusto de ganarle por duplicado al eterno rival. Una camada de jóvenes interesantes y con gran proyección, tutelados por un director técnico forjador de mística, demostró identificación con la esencia del club: ese temple de ñandubay que demandan este tipo de partidos, que no se ganan con lirismo. 

Un par de individualidades sobresalientes hicieron la diferencia en el duelo, pero hay una estructura para seguir puliendo que puede aportarle al plantel profesional en poco tiempo. Ya escribieron su página dorada en la historia del club ¡Salud, Mazzoneta! 

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