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EMPATE PARA DESPEDIR LA TEMPORADA


En la despedida de Paolo Montero, el Aurirrojo la remó desde atrás, pero debió conformarse con un empate 2-2 ante Crucero del Norte. Tras un primer tiempo de pocas luces, el dueño de casa lo igualó con goles de Cángele y Valsangiácomo, y tuvo la chance para ganarlo pero no pudo consumar la remontada. 

Por Juan Pablo Riquelme



En los primeros minutos, ambos equipos proponían lo suyo y convertían a un partido de trámite parejo. A los 26’, un rebote quedó en los pies de Martín Fabro casi solitario frente al arco, pero la mandó por arriba y fue una de las más claras del dueño de casa. 

Fueron tres minutos de total desconcentración los del local, bien aprovechados por el Colectivero. Pegó primero Iván Molinas, que definió cruzado tras el centro del Tarrito Pérez y puso el 1-0 a los 33 minutos. 

La apertura del marcador fue un cachetazo para los de Montero. A los 36’, llegó de derecha hacia el centro Fabricio Pedroso, quien fue derribado por Leonardo Baroni en el área y él mismo se encargó de canjear el penal por gol. 

Sobre el final, fue más el anfitrión y tuvo una chance inmejorable para el descuento. Herrera mandó el centro y el histórico Negro Núñez la controló bien, definió mordido y un defensor salvó en la línea. 

En el complemento, el Aurirrojo salió con otra mentalidad y el partido cambió radicalmente. A los 6’ avisó Escobar de cabeza y al minuto, Germán Herrera hizo la individual y lo bajaron en el área. Laverni cobró la pena máxima y Cángele cambió por gol para el descuento 2-1. 

Paolo Montero, ya ex DT de los correntinos, decidió darle minutos a los más chicos y le dio resultado. Mateo Ramírez brindó más frescura en el mediocampo y era el creador de juego junto a Cángele. 

A los 18’, Boca Unidos iba a ratificar su levantada. Otro de los que llegaron desde el banco, Ignacio Valsangiácomo, la encontró y desvió la pelota con destino de red tras una excelente jugada por izquierda de Pablo Vergara. 

El final era abierto. Ambos intentaban hacerse dueños del balón pero fueron los ribereños quienes tuvieron las más claras. Dos minutos después del empate, Cángele frotó la lámpara y asistió a Matías Escobar mano a mano con el arquero. Disparó cruzado y el esférico pasó besando el palo derecho. 

Así se fue otra incursión del equipo de la Ribera correntina en la B Nacional. Con el sabor amargo de que el plantel mereció más por el sprint final, pero también con la frente en alto por haber luchado hasta las últimas fechas. El sueño de Primera está más cerca de lo que parece. 
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