NO HAY ALEGRÍA QUE LE DURE DOS PARTIDOS




Boca Unidos dio lugar nuevamente a su peor versión y cayó otra vez como local, en esta oportunidad por la mínima diferencia ante Estudiantes de San Luis. El conjunto ribereño perdonó en exceso y le regaló un gol al rival, que terminó siendo decisivo. La falta de eficacia y las desconcentraciones defensivas siguen siendo el talón de Aquiles de una catastrófica campaña.


Cuando estaban todas las condiciones dadas para alejar los fantasmas, Boca Unidos volvió por su propia cuenta a meter sus pies en el fango. En el inicio del encuentro, nada hacía pensar que esto sería así: a los 3 minutos el “Malevo” estrelló un tiro libre en el travesaño y en el rebote Núñez fusiló de volea a Lupardo, pero el “uno” mostró reflejos arácnidos para sacarla por arriba del horizontal. 

La dinámica del partido mostró a un local ambicioso, criterioso para circular la pelota y paciente para buscar los espacios para desbordar, aunque con la ineficacia que lo caracterizó durante la temporada para terminar las jugadas. Esto terminaría por convertirse en un arma de doble filo. 

Estudiantes se asentó en la cancha y empezó a generar peligro con las proyecciones de Curima por derecha, y la siempre molesta presencia de los delanteros Moreira Aldana y Gianfelice. Pero más allá de un par de sobresaltos, la defensa aurirroja tuvo un primer tiempo tranquilo. 

Pero el castillo de naipes comenzó a desmoronarse en el inicio del complemento para el dueño de casa, en el arranque del complemento, Curima avanzó por derecha y mandó un centro complicado sobre el arco de Ojeda. El arquero calculó mal intentando sacarla, su manotazo hizo rebotar la pelota en el travesaño y en el rebote aprovechó Jonathan Mazzola, para cabecear a la red, ante una defensa que se encontró sorprendida por la acción. 

El Aurirrojo, apremiado por la situación, comenzó a buscar la igualdad, pero Estudiantes retrocedió tras la línea de la pelota, empezó a cerrar caminos y Boca Unidos empezó también a quedarse sin ideas. 

Para colmo, los cambios no surtieron el efecto esperado, Ríos no gravitó en ataque, Ross y Valsangiácomo entraron poco en contacto con la pelota. Y el equipo se fue desdibujando con la salida de Miranda (uno de los mejores), y Fabro. Aun así dispuso de un par de posibilidades en los pies de Gonzalo Ríos, pero ambas se fueron por encima del horizontal. Baroni también tuvo una tras un tiro de esquina, pero no pudo direccionar su cabezazo. 

El partido se fue apagando como la luz del día y la esperanza del público correntino que cambió los aplausos del primer tiempo por insultos en el cierre del encuentro. Para los de Omar Asad, todo fue sonrisas, por un triunfo merecido por la entrega del equipo en defensa de la ventaja obtenida en el inicio del segundo tiempo.
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