UNA BOCANADA DE OXÍGENO



Después de unos largos dos meses, Boca Unidos se hizo fuerte en casa y sumó tres puntos fundamentales ante Villa Dálmine, con goles de Osmar Ferreyra y Gonzalo Ríos. Sufriendo, como no podía ser de otra manera, el Aurirrojo encontró un leve respiro en los promedios.


No había margen de error. Y todos lo sabían. El equipo de Christian Bassedas llegaba urgido de puntos por la temible tabla de promedios, que lo tenía con la soga al cuello a medida que perdía puntos. Si bien le costó acomodarse, el Aurirrojo entendió que era una final y desde el minuto cero intentó ser protagonista.

Quizás la ansiedad de revertir la situación llevó al conjunto local a algunas imprecisiones, como sucedió en gran parte de este año. Las mejores muestras de fútbol llegaron de la mano de la sociedad Miño-Ferreyra, quienes cada vez que combinaron, complicaron a la defensa violeta.

La más clara del primer segmento fue para el dueño de casa. Un cambio de frente de Ricardone y un amague muy oportuno de Gonzalo Ríos dejaron a Mariano Miño solitario por el sector izquierdo y el volante creativo remató cruzado pero Castellano achicó y tapó lo que pudo ser el primer grito de gol de la noche correntina.

A los 24 minutos, un activo Gonzalo Ríos volvió a aparecer en una jugada de riesgo, esta vez capturando un rebote fuera del área tras un córner. El polifuncional chaqueño le dio de primera y por poco no fue un golazo; la pelota salió besando el ángulo derecho del portero visitante.

Así se fueron los primeros 45 minutos. Hasta allí discreto partido, pero los goles debían aparecer porque de nada servirían las chances desperdiciadas. Los ribereños encontraron a un lúcido Marcelo Ortíz, el marcador central que actuó de bombero y apareció en todos los costados para apagar las llamas.

En el complemento, la historia continuó relatando a un equipo anfitrión que tenía la propuesta y la visita que se jugaba al error de su contrincante. A los 8 minutos, un tiro libre de Osmar Ferreyra parecía controlado por José Castellano, pero el arquero del Viola se complicó y terminó metiendo la bola en su arco; una ayuda para el Aurirrojo, que después de tantos errores en contra, tuvo una favorable.

Dos minutos más tarde, Ricardone mandó un buen centro al punto penal y Valsangiácomo la peinó pero la pelota se fue muy cerca del poste derecho de la valla visitante. A partir de la apertura del marcador, se vio un partido de ida y vuelta y con muchas llegadas en 3/4 de cancha. Pablo Burzio hizo una buena maniobra y soltó un zapatazo para que Ojeda la mande al córner, cuando habían pasado apenas 16 minutos.

Y en la réplica, cuando parecía que Dálmine se acomodó en defensa, una excelente jugada colectiva tuvo su premio, después de tanto intentar convertir de esa manera. Otra vez el chaqueño Ríos, quien se reivindicó tras partidos de muy bajo rendimiento, combinó con Mariano Miño y el habilidoso mercedeño se la devolvió para el toque suave hacia la red y un 2 a 0 más que esperanzador.

Al instante llegó la reacción del conjunto conducido por De La Riva. La dupla ofensiva se entendió de la mejor manera y de derecha hacia el centro llegó el pase de Burzio para Cérica que solo la tuvo que empujar, en medio de la algarabía que significa para los correntinos estar en ventaja por dos goles.

Y los minutos no pasaban. Nerviosismo lógico de terminar con otra racha que le fue adversa por mucho tiempo. Herrera pudo liquidar en los minutos finales con una corrida de campo a campo, pero Castellano rechazó al córner. La última fue para los de Campana: peligroso tiro libre que Juan Marcelo Ojeda contuvo con mucho suspenso en dos tiempos y decretó el final.

Sufriendo y pidiendo la hora, así terminó el equipo de la Ribera. Tres puntos que cotizan en oro. Boca Unidos superó sus inseguridades, dio la cara en un momento delicado y avisó que está más vivo que nunca. El próximo lunes, la segunda final ante Atlético en Paraná.

Foto: Prensa Boca Unidos.
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