Un 22 de agosto de 2009 Boca Unidos inició su periplo por la segunda categoría del fútbol argentino. El trayecto inició en el Estadio Centenario de Quilmes, en el sur del Gran Buenos Aires. Allí, el Aurirrojo empezó a escribir uno de los capítulos más ricos de su historia deportiva reciente en un torneo que lo tuvo como integrante durante nueve temporadas.
Por Adolfo Pereira
Todavía resonaban en Corrientes los ecos de los gritos de júbilo y festejos de jugadores, cuerpo técnico, dirigentes e hinchas ribereños, que el 21 de junio de 2009 habían celebrado el ascenso a la Primera B Nacional, tras vencer a Patronato de Paraná, en la tanda de penales que le otorgó al Aurirrojo el título de campeón federal y el pasaporte a la máxima divisional de ascenso del fútbol argentino.
Con la base del plantel que había logrado reposicionar a la Provincia de Corrientes en el concierto futbolístico nacional, y varios nombres que perduraban desde el primer ascenso del 2007, Boca Unidos se preparó para un nuevo desafío, ya que afrontaría un torneo que le fue mucho tiempo esquivo, aunque estuvo a las puertas en el año 1984, y luego lo siguió intentando aunque ya sin tanto suceso en los viejos Torneos del Interior, cuando la AFA lo había convertido en un certamen de segunda categoría.
Como ocurre en todos los recesos largos, partieron algunos jugadores y llegaron otros. Cristian Núñez, uno de los grandes héroes de las últimas temporadas, se marchó a Rosario para jugar en Primera División con la camiseta de Newell's Old Boys.
Fueron varios los que arribaron, pero al momento de salir a la cancha, sólo algunos apellidos resultaban novedosos para la parcialidad ribereña: el arquero Leonardo Díaz, un hombre de basta experiencia bajo los tres palos, campeón en el 2002 con el recordado Independiente del Tolo Gallego y de gran actuación también en Colón de Santa Fe; Juan Pablo Cárdenas, con pasado de Primera División en Unión de Santa Fe y que había enfrentado a Boca Unidos en instancias definitivas defendiendo la camiseta de Juventud Antoniana; Néstor Villalba, volante central hermano del defensor Eric, y que alguna vez estuvo muy bien considerado por Ramón Díaz en San Lorenzo de Almagro; y Cristian Rami, delantero que vistió los colores de Talleres de Córdoba en Primera División.
La tarde del 22 de agosto, el equipo comandado por Frank Darío Kudelka salió al campo de juego con: Leo Díaz en el arco; una linea de tres en el fondo compuesta por Walter Alarcón, el Flaco Donatti y el Chango Cárdenas; Gabriel Correa, Néstor Villalba, Manzana Benítez y Victor Galarza en mitad de terreno; Mariano Monrroy como enlace; Antonio Medina y Cristian Rami como atacantes.
El dueño de casa, Quilmes, alistó a Emanuel Trípodi en la valla; Germán Noce, Walter Tino Ribonetto, Juan Doctor Herbella y Claudio Mugre Corvalán en defensa; Juan Olivares, Francisco Pancho Cerro, Marcelo Guzmán y Emanuel Planté en el mediocampo; Enrique Narvay y Mauricio Carrasco en la delantera.
En un duelo de mediocampo bastante congestionado y escasa lucidez, el chaqueño Marcelo Gutman debió sustituir a Miguel Benítez a los 22 minutos del primer tiempo por una lesión. Sin embargo, a 8 minutos del segundo tiempo, el volante del conjunto correntino se fue expulsado y el anfitrión comenzó a inclinar la cancha.
Ingresaron para sostener la batalla en zona media y tratar de aportar un poco de claridad Oscarcito Gómez y Pablo Motta en Boca Unidos, en lugar de Monrroy y Medina. Por otra parte, se quedaron con las ganas de jugar algunos nombres importantes en el banco: el arquero Pablo Torresagasti, pilar del ascenso del 2007, el defensor Leonardo Baroni,el hombre que más veces ha vestido la camiseta de Boca Unidos en la era profesional, el formoseño Gaspar Páez y César Martínez, el delantero oriundo de Paso de los Libres que había anotado el penal que le dio el ascenso al Aurirrojo un par de meses antes.
El equipo de la ribera correntina, que tuvo justamente en el Toni a uno de sus hombres más inquietantes, terminó aguantando el asedio de su oponente y festejando lo que fue una presentación decorosa ante uno de los rivales que en la previa se avisoraba como candidato para ascender a Primera, el tiempo terminó dándole la razón a quienes pensaron eso.
Así, el sueño de largo tiempo y postergado por sucesivas frustraciones finalmente cobró vida. El Aurirrojo empezó a codearse, y lo hizo por muchos años, con clubes de renombre a nivel nacional durante varias temporadas. Fue un comienzo modesto sí, a lo Boca Unidos, pero que depararía alegrías impensadas para sus fanáticos y allegados que gozaban por entonces de las mieles del éxito y no sabían que aún vendrían otros grandes sucesos que marcaron sus vidas y la del club de sus amores.






