Desde el interior de la provincia de Córdoba, llegó a Boca Unidos a principios de 2007 un volante central que rápidamente se convirtió en el motor del mediocampo y por astucia, despliegue y goles se ganó el afecto de la parcialidad ribereña. Franco Amaya cumple un año más de vida y recordamos su significativo aporte desde 2007 a 2011, cuando fue partícipe clave de los dos ascensos del Aurirrojo con los que grabó su nombre en el panteón de los ídolos del club.
Por Cecilia Medina
El 3 de septiembre de 1979 nació en la localidad de Villa María, Franco Simón Amaya, uno de los grandes ídolos contemporáneos de Boca Unidos, que fue pieza fundamental en los ascensos de 2007 y 2009. Su carrera futbolística arrancó en su provincia natal y abrazó el profesionalismo en uno de los clubes de renombre de la Docta: Belgrano. Allí tuvo la oportunidad de jugar en Primera División entre los años 2000 y 2002, y también integró el plantel que afrontó la Primera B Nacional hasta el 2003. Posteriormente, jugó en Racing de Nueva Italia hasta el 2004 para disputar el Torneo Argentino A. La temporada siguiente, sumó su tercer equipo en la ciudad mediterránea cuando pasó a General Paz Juniors. En el 2005, salió por primera vez de sus pagos, para jugar en Cipolleti hasta el 2006 cuando retornó a la Academia Cordobesa.
En diciembre de ese mismo año, el Director Técnico Pedro Dechat lo llama para sumarse a Boca Unidos que por entonces competía en el Torneo Argentino B y pretendía encaminar un proyecto ambicioso. Su debut con la camiseta roja y amarilla fue el 14 de enero de 2007, primera fecha del Torneo Clausura, en un duelo clásico que terminó con una derrota por 1 a 0 frente a Textil Mandiyú. Sin embargo, su presencia en la cancha se volvió importante con el paso de las fechas y también llegó el primer gol, el 11 de febrero de ese año, en la goleada 6 a 2 ante Guaraní Antonio Franco, en aquella oportunidad Amaya convirtió el 4 a 1 parcial a los 45’ del primer tiempo. Al final de la temporada, había acumulado 11 presencias y el club de la ribera correntina logró el ascenso al Torneo Argentino A de la mano de otro DT, Arsenio Ribecca, y con el mediocampista cordobés cumpliendo un papel protagónico.
Su aporte en la tercera categoría cobró mayor relevancia, por su experiencia y por el nivel que supo mostrar. Además, su cuota goleadora se incrementó: agregó tres gritos sagrados a su cuenta personal. Dos de ellos se los convirtió a 9 de Julio de Rafaela, el primero fue el 26 de agosto de 2007, en el debut como local en ese campeonato que culminó con una goleada 4 a 0; y el segundo, también con victoria, por 3 a 0 el 20 de enero de 2008. El tercer gol se lo hizo a Libertad de Sunchales, pero fue derrota para el Aurirrojo 3 a 2 el 30 de marzo.
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ORDEN Y JERARQUÍA. Amaya fue un instrumento clave en la sinfónica de Kudelka. |
La siguiente temporada, el nivel se mantuvo pero las conquistas tardaron un poco más: como si fuera un dejavú, el 20 de enero de 2009 señaló un nuevo gol en el 2 a 0 contra Gimnasia y Esgrima de Concepción del Uruguay, y también marcó en el empate frente a Unión de Sunchales por 2 a 2 el 14 de marzo. El gringo se había vuelto un componente indispensable en el andamiaje de la estructura organizada por Frank Darío Kudelka que hizo una campaña excepcional y clasificó a las instancias definitorias. El 25 de mayo, en el cuadrangular final del torneo, anotó para la victoria 4 a 0 ante Santamarina en Tandil. Por último, en aquel glorioso 21 de junio, Amaya asumió la responsabilidad de patear en la tanda de penales y convirtió uno de los cuatro tantos que le dieron a Boca Unidos el ascenso a la Primera B Nacional. Este segundo título, lo instaló definitivamente en las páginas doradas de la institución.
Ya en la segunda categoría del fútbol argentino, mantuvo la titularidad y colaboró activamente para cumplir con el objetivo de sostener al equipo en la divisional. Además, siguió sumando goles importantes en la recordada victoria 4 a 3 ante Ferro Carril Oeste el 17 de abril de 2010 y en el 3 a 0 contra Sportivo Italiano el 6 de marzo de ese mismo año. Permaneció en el club una temporada más e integró la alineación inicial que supo imponerse ante Rosario Central por 2 a 0 en Corrientes, e ingresó como suplente cuando el conjunto ribereño sorprendió al Canaya en Rosario al vencerlo por 2 a 1. Su último gol con la camiseta aurirroja fue el 16 de noviembre en el empate 1 a 1 frente a la CAI de Comodoro Rivadavia. Con el arribo de la dupla técnica Marini-Medero fue perdiendo terreno y al finalizar la campaña buscó nuevos horizontes.
En su ilustre etapa con Boca Unidos acumuló un total de 131 partidos: 11 en el Torneo Argentino B, 58 en el Torneo Argentino A y 62 en la Primera B Nacional. Convirtió un total de 11 goles de los cuales 10 lo hizo en cotejos en condición de local y 1 de visitante.
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TIGRE Y PULPO. Su cuota de sacrificio y su lectura "multiplicaban" su presencia en el terreno. |
Luego pasó a Crucero del Norte (2011-2012) para jugar nuevamente en la tercera categoría del interior y allí también logró el ascenso a la B Nacional junto a dos que fueron sus compañeros en Corrientes: Rolando Ricardone y Pablo Motta, bajo la dirección de Pedro Dechat. Luego continuó su trayectoria en Tiro Federal de Rosario (segundo semestre de 2012), Racing de Olavarria (primer semestre de 2013), Chaco For Ever (2013-2014) e incluso volvió a la ciudad de las siete puntas para vestir la camiseta de Ferroviario en el Torneo Federal B. En sus últimos años, retornó a su provincia para vestir los colores de Sarmiento de Etruria, Quirquinchos Verdes y Deportivo Colón de Colonia Caroya. En éste último club, inició el camino hacia la conducción técnica, que al día de hoy lo mantiene ligado al deporte de su vida, ahora como miembro de las divisiones formativas de Belgrano.
Franco Amaya fue un todo terreno, aunque se desempeñó casi toda su carrera en la zona neurálgica de la cancha, donde lo recordamos formando pareja junto a otros notables como Germán Gamarra y Miguel Manzana Benítez. A su habitual sacrificio, le agregaba panorama, una gran pegada y presencia en las dos áreas. Su humidad y trabajo lo convirtieron en referente de los planteles aurirrojos que integró; su sencillez y cordialidad generaron un nexo afectivo con los hinchas que se mantiene intacto a pesar del paso de los años y la distancia ¡Feliz Cumpleaños Franco querido! Es el deseo del Pueblo Aurirrojo que te adoptó como un correntino más.