Emanuel Olivera cerró el 2015 cotizando en alza. Su afirmación en la zaga central y sus buenas actuaciones en la segunda rueda del torneo, motivaron a renovar el vínculo contractual entre el futbolista y la entidad de la ribera correntina. Definitivamente instalado en "la cueva", Ricardo Rodríguez confía en él para fortalecer la defensa.
Por Adolfo Pereira
No se arrima al estereotipo contemporáneo del marcador central (de gran estatura y robusta contextura física), sin embargo, Emanuel Olivera tiene todas las virtudes que se requieren para jugar en ese puesto: gran capacidad atlética para elevarse, buen cabezazo y mucho sentido de anticipación. A todo esto siempre le agrega esa cuota de garra con la que supo conquistar a la gente, siendo reconocido por esta característica aún en los momentos en que el equipo no anduvo bien.
Olivera disputó 24 de los 42 partidos de esta temporada, 20 como titular y 4 ingresando desde el banco (en total, estuvo en 19 partidos entre los suplentes). Le tocó empezar el año como lateral derecho, un puesto que no le sentó del todo bien. También lo hizo como primer marcador central, pero cuando se corrió unos metros a la izquierda pareció encontrar su lugar en el mundo.
Convirtió un par de goles, ambos de cabeza, ante Atlético Paraná (continuación del partido de la fecha 16) y Estudiantes de San Luis (fecha 33), sacando a relucir esa cualidad que lo convierte en una ojiva nuclear en el área rival.
Instalado como titular desde la fecha 31, sólo faltó a dos partidos por su expulsión ante Central Córdoba (fecha 38). Pero su presencia en el once inicial está fuera de discusión, y su mejor nivel coincidió con la levantada que había permitido al equipo ilusionarse con la chance de llegar al Reducido.
Por eso, fue uno de los primeros en confirmar su continuidad rubricando el vínculo con el club por dos años y medios más, en los que se espera que se siga ganando protagonismo.