Forjador y depositario de la mística aurirroja, su regreso llenó de emoción a los hinchas y le brindó soluciones a los entrenadores en todos los puestos de la defensa. Rolando Ricardone fue el gran refuerzo de la temporada 2015 para Boca Unidos, demostrando su vigencia y contagiando con su entusiasmo y empuje.
Por Adolfo Pereira
Su regreso se dio en circunstancias inesperadas, y a su arribo su presencia tenía que ver con otra cuestión. Sin embargo, se acomodó rápido y, al poco tiempo, ya le tocó alistarse para pisar el verde césped del estadio que él y sus colegas de aquellos históricos equipos ayudaron a construir.
El regreso tan esperado se produjo el 1 de marzo, ante Santamarina (fecha 3). Un par de trepadas por su sector bastaron para dejar en claro que todavía tenía mucho para dar, y que el romance con la gente estaba intacto.
El "Gordo" jugó 34 de los 42 partidos, en la B Nacional y convirtió 1 gol frente a Los Andes (fecha 37). Más allá de las estadísticas, el defensor chaqueño fue uno de los mejores del torneo para el equipo y se vistió de bombero en varias ocasiones, para desempeñarse en los cuatro puestos de la última línea.
Le tocó arrancar la temporada como lateral, y también la cerró en ese lugar. Pero también le ha tocado como marcador central (y no en pocas ocasiones, ante jugadores más altos y de potente contextura física). A su habitual entrega, le agregó mejor criterio para saber cuándo pasar al ataque y para hacerlo con mayor claridad, generando preocupaciones a los rivales que estaban por su lado.
Su vuelta invita a los viejos hinchas de Boca Unidos a ilusionarse con que será el primero de varios regresos. Él mismo afirmó que comparte ese sueño con los hinchas, al igual que el del anhelado ascenso a Primera División.