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NUESTRA CASA CUMPLE 4 AÑOS


Un cielo gris -amenazante por momentos- no fue obstáculo para los hinchas de Boca Unidos que acudieron en multitud a ser parte de un sueño de muchos años y generaciones: la inauguración del estadio propio. Fue el 19 de octubre de 2014, frente a Ferro Carril Oeste en un partido lleno de emociones.

Por Adolfo Pereira

Hay cuatro momentos de la historia reciente de Boca Unidos que los hinchas tienen grabado en la retina y en el corazón: los ascensos ante Central Córdoba y Patronato, el triunfo agónico frente a River Plate y el día de la inauguración del estadio ubicado en el Complejo "Leoncio Benítez", en la intersección de las calles Trento y Verona, del barrio 17 de Agosto.

Los primeros pasos en el camino hacia ese día tan esperado se dieron en la década pasada, mientras el Aurirrojo daba sus grandes saltos en el ámbito deportivo. El primer "esqueleto" fue el de la platea oeste, cuya concreción demandó poco más de cinco años. Distinto fue el caso de la platea este, que se levantó en apenas unos meses.

Aunque se pensó en arrancar el Torneo de Transición 2014 -que otorgaría 10 ascensos a Primera División- jugando allí, algunos detalles (el sellado del concreto, preparación de suelos, entre otros) retrasaron el gran momento hasta la mitad del certamen.

El equipo de la ribera correntina se despidió del "José Antonio Romero Feris", donde festejó el ascenso a la B Nacional, la noche del 1 de octubre de 2014 en un duelo en el que igualó 0 a 0 con Colón de Santa Fe. Hasta ese día, se esperaba que el "corte de cintas" se produzca el 5 de octubre, con Boca Unidos recibiendo a Argentinos Juniors. Primero se retrasó un par de días, pero una intoxicación masiva entre los futbolistas del "Bicho" de la Paternal motivo la reprogramación del duelo. La espera generó profundo malestar y tuvo que ser otro referente histórico del fútbol argentino el que acudió a la cita: Ferro Carril Oeste.

Así, el domingo 19, con mucha presencia de mujeres por ser Día de la Madre, de referentes aurirrojos de todos los tiempos -Don Leoncio Benítez, el "Abuelo Pá", entre ellos-, autoridades gubernamentales, eclesiásticas y del club, el primer equipo salió a su cancha ante la algarabía de un público que entremezlaba gritos, cantos y lágrimas.


"El Abuelo Pá", no se quiso perder este día histórico. Hoy nos ilumina desde arriba.

Una larga caravana de motos, autos y colectivos había partido un rato antes desde el barrio Camba Cuá -cuna de Boca Unidos-, sumando gente en distintos puntos de la ciudad, en su recorrido por las Avenidas 3 de Abril, Ferré e Independencia, saludando a la Virgen de Itatí en la rotonda y girando a mano derecha, por Ruta Nacional N°12, hasta llegar al predio.

El primer "once", conducido técnicamente por el santafesino Carlos Trullet, tuvo en la valla a Matías Garavano; una línea de cuatro defensores formada por Marcelo Ortíz, Ruben Maldonado, Matías Moisés y el capitán Leonardo Baroni; otra de cuatro volantes con Lucas Oviedo, Matías Escobar, Diego Barrado y Guillermo Marino; y la dupla de ataque con José "Pepe" Sand y José "Chino" Vizcarra.



En la primera situación del partido, Damián Albil le ahogó el grito a Vizcarra. Le costaría al Aurirrojo encontrar de nuevo los caminos hacia el arco verdolaga. Sin embargo, una escapada por derecha de Marino derivó en una falta que el juez Mariano González juzgó como penal. La primera ejecución de Baroni fue atajada por Albil, pero el árbitro consideró que el arquero se había adelantado y mandó a repetir el cobro de la pena máxima. La visita se abalanzó sobre el colegiado y terminó con dos hombres menos tras los airados reclamos del guardavallas y el defensor Frontini.

La segunda ejecución, esta vez con Limousin bajo los tres palos de los porteños, terminó con el primer grito sagrado para los hinchas aurirrojos en su estadio propio y el nombre del capitán Leonardo Baroni forjado en el bronce de la historia.

En el complemento, Ferro se las arregló para complicar más de la cuenta al flamante anfitrión, pero todo cambió cuando ingresó Emanuel Perea y en su primera intervención habilitó a José Sand, quien sentenció la historia e hizo cantar hasta desgargantar a los fanáticos que se dieron cita en aquella tarde para el recuerdo.

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El cielo oscuro y cubierto de nubes que anunciaba el retiro del sol y una tímida llovizna fueron testigos de un final de partido que tuvo a la gente de Boca Unidos, a los jugadores, dirigentes y allegados forjando un abrazo que se multiplicó por cada rincón del predio y se hizo eterno. El sueño de tantas generaciones se hizo palpable y nadie quería irse de ahí. Los presentes aprovecharon para sacarse todas las fotos que pudieron.



Por ahí, se vio a jugadores y dirigentes de los años del amateurismo conversar sobre lo mucho que anhelaron que llegara ese día. Por ahí se vio a abuelos, padres e hijos, a novios y amigos, intercambiar recuerdos sobre los años que pasaron hasta esa gloriosa tarde. Por ahí, se vio al Abuelo Pa, al pasito lento de sus últimos años y rodeado de sus seres queridos, saludar a grandes y chicos que apenas conocía o que hasta ese día no había visto en su vida.

Definitivamente todos se sentían un poco nietos de él y del legado que se inició allá por 1927 de la mano de un grupo de amigos entusiastas del deporte que se juntaban en la boca de tormenta de la esquina de San Luis y San Martín, que continuó durante los años en que las camisetas se lavaban en su casa por calle Chaco al 1300, y que culminaba de la mano de la comisión directiva encabezada por Alfredo Schweizer. Sí, por fin, después de años de soñarlo, se había vuelto realidad: Boca Unidos pudo jugar en su estadio propio el 19 de octubre de 2014.


1 Comentarios

  1. q grande mi querido boca unido de la mano de 1 gran saguero central el ahora presidente alfredo s..q alegria inmensa amo estos colores

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