Boca Unidos empató nuevamente, pero una vez más se repuso de un resultado adverso y, mientras buscaba cambiar el rumbo del encuentro, volvió a mostrar determinación para emparejar el trámite. Prácticamente se repartieron un tiempo por bando y el buen desempeño de los arqueros dejó el 1-1 como un balance adecuado.
Por Adolfo Pereira
En la primera parte el dueño de casa fue superior. La presión alta ahogaba la salida de los ribereños y la falta de claridad y conexión conspiraban con la pretensión de generar algo de fútbol. Gimnasia apostaba a los pelotazos cruzados y al despliegue de los laterales para generar superioridad por las bandas. Justamente, en una trepada por derecha de Ferreyra, Olmedo se metió al área y fue a buscar el centro enviado por el lateral, anticipándose a los centrales correntinos consiguió cabecear y vencer la resistencia de Henricot. El reloj marcaba 25 minutos.
El cachetazo despabiló al Aurirrojo. Los del medio comenzaron a encontrarse y en una respuesta casi inmediata, una bolea de Miranda se fue apenas alta. Minutos más tarde, Henricot le ganó a Vila y, en la réplica, Rios obligó a Cavallotti a mandarla por arriba.
En el complemento, la visita despertó con los ingresos de Osmar Ferreyra y Federico Nieto, que entraron bien en juego. El Malevo se hizo conductor del equipo, empezó a asociarse con Miño, y por derecha Ricardone y Ross empezaron a complicarle la tarde a Sanabria. Aunque a los 18', Henricot tuvo que desviar con un manotazo un disparo de Maldonado, Boca Unidos empezó a monopolizar la pelota y poco a poco quebrantar al arco rival.
Como si fuera un aviso de lo que ocurriría después, a los 35', Nieto remató de media vuelta y Cavallotti con esfuerzo la mandó al corner. Un rato más tarde, Miño no pudo direccionar su disparo. Pero, a los 42', Ricardone jugó desde el lateral con Miño, el mercedeño juntó dos hombres tocó con Ortíz y corrió a buscar la devolución, cuando estuvo frente al arquero levantó el esférico buscando a Nieto y el centro atacante se elevó y cabeceó con potencia quemándole las manos a Cavallotti y desatando la locura de los aurirrojos.
En los instantes finales, Gimnasia quiso reaccionar pero sin muchas ideas, encontrando bien plantados a Henricot y compañía que defendieron la igualdad obtenida sabiendo que daban otra muestra de carácter, que deberán revalidar de local ante Nueva Chicago.