Juego de Villanos

Boca Unidos jugó un gran partido pero no pudo convertir y Lipton fue un canto a la efectividad, aprovechando una de las pocas ocasiones que tuvo. La Marea Azul se impuso 1 a 0 con el gol de Gabriel Villán y se adelantó en la serie. Como en cuartos de final, los dirigidos por Luis Alfonzo buscarán darlo vuelta en la revancha.

Hay una premisa futbolera que reza: "los goles que no se hacen en el arco contrario, se sufren en el propio". Boca Unidos lo padeció al cabo de los primeros noventa minutos de las semifinales ya que, sin hacer grandes méritos, Lipton dio el primer golpe y se llevó el duelo de ida, apelando a la contundencia y a la viveza criolla, para enfriar el juego cuando el Aurirrojo apretaba y para dejarlo con un hombre menos con la expulsión de Niz.

De entrada, el conjunto ribereño se quiso llevar por delante a su oponente, adueñándose de la pelota y de las acciones. Con Francisco Esteche como director de orquesta, bien secundado por Juanchi González, Agustín Braure y Edgar Villán, con quienes conectaba para triangular y merodear el área rival. Las situaciones se fueron sucediendo pero el gol no llegaba a pesar de las chances claras que surgieron desde los pies del misionero Braure y de Juanchi, que en una maniobra a pura gambeta desairó a cuatro oponentes pero su definición no tuvo el destino que buscaba. 

Boca Unidos apabulló a su rival, con todas las líneas predispuestas para presionar y recuperar lejos del arco de Quijano, que recién sobre el cierre del primer tiempo tuvo trabajo con un par de pelotas paradas. 
 
Sólo faltó el gol. El Aurirrojo jugó un gran primer tiempo, pero no pudo plasmarlo en la red.

En el complemento, la Marea Azul mostró otra cara, animándose a jugar unos metros más adelante y soltando a sus volantes. A los 10', tras un tiro de esquina, Gabriel Villán ganó en el primer palo y Federico Quijano voló para sacarla por encima del horizontal. Un par de minutos después, un tiro libre de Gonzalo González, cayó al área sin que la defensa ribereña pueda despejarla. En el tumulto, Carlos Gallardo alcanzó a rematar pero el arquero aurirrojo lo tapó con todo el cuerpo. Sin embargo, el rebote le quedó nuevamente a Villán, que esta vez la mandó al fondo de la red.

A partir de ahí, la visita cambió la tónica del juego, apelando al desgaste psicológico, mediante demoras prolongadas y una jugada dividida que derivó en la expulsión de Leonel Niz, quien reaccionó a un pelotazo que recibió de Gallardo, cuando intentaba reincorporarse tras recibir una falta.
 
No obstante, los muchachos de Luis Alfonso no bajaron los brazos. Los ingresos de Falcón, Gómez, Medina y López, renovaron los aires y continuaron empujando. Salvo un par de situaciones claras (bien resultas por el arquero Rodrigo Canteros), Boca Unidos ya no fue el equipo avasallante de la primera mitad. Lipton se acomodó muy bien al papel de villano, lastimando en el momento oportuno primero y dinamitando anímicamente al dueño de casa después.

Quedan por delante noventa minutos para revertir la desventaja, un desafío que a este equipo no le pesa. Este grupo de jugadores, que sacó pecho para lograr la clasificación y para eliminar a Mandiyú, tiene otra prueba de carácter el próximo sábado, para seguir fortaleciéndose de cara al objetivo más deseado.  Cuestión de trabajo y convicción, cabeza fuerte y corazón en mano para dar vuelta la historia. La confianza y el apoyo de la gente están más firmes que nunca. ¡Vamos los pibes!

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