Por la categoría Mayores A, Boca Unidos se jugaba una parada bravísima ante Regatas, en el último partido del triangular que determinaría a los dos finalistas del Torneo Oficial 2019 del cestoball correntino. En esas circunstancias complicadas, florecieron la rebeldía y el amor propio del equipo para conseguir un triunfazo por 110 a 90. Las aurirrojas nuevamente están en la final.
Por Adolfo Pereira
Mucho se escribió y se dijo sobre las características de los equipos ganadores en la historia del deporte en general. Lo que sin dudas todos esos equipos tienen en común es la esencia. Es un plus que aparece en determinadas circunstancias y no necesariamente por una búsqueda. Este plus es el que ayuda a remontar las adversidades, a superarse, y es también el que, sin dudas, mantiene vivo el espíritu de un grupo que ya logró cosas importantes y lo alienta para volver a conseguirlo.
Se puede decir también que es una entidad bastante ocurrente, porque en el primer duelo del triangular frente a Hércules, tardó en aparecer. Pero frente a Regatas, se presentó desde el inicio del partido. Para las ribereñas era "plata o mierda", porque quedar afuera de la definición iba a ser un duro golpe, aunque podía pasar, porque las dos derrotas que sufrieron en el torneo fueron justamente a mano de los rivales con los que definía el pasaporte a la serie por el máximo galardón.
Desde el arranque, Boca Unidos marcó presencia con un parcial 6 a 0 y una distancia de 10 puntos que edificaron en cinco minutos de juego. A partir de la buena circulación de pelota y una alta efectividad en las manos de Milagros Díaz, Gimena Fernández y Juliana Miño, las aurirrojas estiraban la ventaja contra un oponente errático, inconexo y apagado.
Con el temporizador ya por debajo de los 10', las remeras se despabilaron. La abanderada de la reacción fue Ana Laura Martínez, que empezó a encontrar espacios y "calentó la mano" a la vez que la producción de la escuadra sangre y oro comenzó a mermar. A falta de 5', el conjunto del Parque Mitre redujo la ventaja a dos puntos, para ponerse 38 a 40. En este pasaje, cobró relevancia la imponente Guadalupe Almozni, que tomaba rebotes en ataque para generar segundas y terceras oportunidades. Del otro lado, sumó importancia también la tarea de Valeria Miño que se hizo cargo de anotar con sus cortes al aro.
Al descanso se fueron igualadas 48 a 48 y en la primera ofensiva del complemento Regatas pasó al frente por primera vez 50 a 48. Sin embargo, las aurirrojas ajustaron en defensa con intervenciones importantes de Laura Graciani y otro parcial favorable les permitió recuperar el liderazgo y pasar al frente 54 a 60 a falta de 17'.
El duelo subió de temperatura y las tarjetas se sucedieron. En este apartado, las de rojo y amarillo también estuvieron más lúcidas, evitando conflictuar en demasía con un arbitraje cuya rigurosidad se volvió exasperante, contribuyendo a cortar la dinámica del duelo y elevar aún más los nervios de las jugadoras. Lo padeció el elenco fantasma, que perdió la brújula, y Boca Unidos supo aprovecharlo. Vale Miño continuó lastimando con sus penetraciones en ataque y oportunas recuperaciones en defensa; la distancia volvió a ser de diez, 68 a 78, a falta de 9'.
Justo cuando Regatas intentó volver al partido, una tarjeta roja a Marina Raimondo dejó a su equipo en inferioridad numérica. Enseguida, también debió retirarse por acumulación de faltas Clara Ramos y el panorama se oscureció más para el local que quedó en cancha con cuatro jugadoras. Las ribereñas, que tuvieron minutos dubitativos en ofensiva con malas decisiones en los pases y baja efectividad, encontraron recién en ese momento el camino para adueñarse del encuentro.
A falta de 5', la diferencia se estiró nuevamente, 78 a 92; y en los minutos finales, las goleadoras aurirrojas se amigaron otra vez con el aro, merced a buenas combinaciones entre Milagros Díaz y Gime Fernández, que permitieron mantener y ampliar aun más la ventaja en el marcador. Valeria Miño, la figura de la cancha, decoró su faena con anotaciones consecutivas y Díaz con un tiro sobre la "chicarra" estampó el 90 a 110 final que desató el festejo para Boca Unidos.
Este jueves, los mismos equipos volverán a cruzarse en la primera final al mejor de tres. Aunque Regatas no tendrá su plantel completo a disposición por sanciones disciplinarias, se espera una serie pareja y con partidos cerrados, como han sido los dos juegos del triangular para las aurirrojas.
Contra la espada y la pared, reapareció la estirpe ganadora de este plantel que le permitió meterse en una nueva final oficial del cestoball correntino. Se trata de la posibilidad de enhebrar el tercer título consecutivo, para seguir agigantando su leyenda como equipo y escribir una nueva página dorada en la historia del club de la ribera ¡VAMOS POR MÁS!